domingo, 23 de septiembre de 2007

Capítulo III: Clara Clarividente

Sepan disculpar el desorden en el que ordeno los capítulos. La época del estropicio es el capítulo X, y éste es el capítulo tercero.

Si bien yo misma tengo un poco de Clara Clarividente (digamos que yo soy más la parte clarividente, por eso que les conté que sueño con lo que va a pasar y adivino el futuro un poco y "conozco la intención de la gente"), es obvio que quien encarna este personaje es otra. No nombro, pero les cuento, porque descubrí cosas maravillosas.

"La pequeña Clara (...) llenaba incontables cuadernos con sus anotaciones privadas, donde fueron quedando registrados los acontecimientos de ese tiempo, que gracias a eso no se perdieron borrados por la neblina del olvido, y ahora yo puedo usarlos para rescatar su memoria."

Pero no es para hablar de Clara para lo que vine. Es para respoderle, aunque quizas no esperaba ninguna respuesta, aunque quizas es obvio que yo no iba a poder evitarlo.

La de "uaaaaat? te dijo Pies!!!???" fui yo. Y es que aún me cuesta comprender como hay gente tan mala. Porque hay gente mala-buena, y gente mala-mala. Hay gente que comete errores. A su vez, hay gente que es mala por elección. Existencialismo. Uno tiene opciones. Las más básicas son: hacer el bien o hacer el mal. Todos eligimos un poco de esto y un poco de aquello. Admitamos que ser malo está bueno. Pero todo tiene un límite y la conciencia pesa y quienes somos malos pero no tan malos, terminamos sufriendo al hacer maldades. Pero la gente mala-mala, mala con ganas, nace mala y morirá mala. Ese desgraciado es malo. Porque vuelve o porque nunca se termina de ir. Porque por más que ClaraClarividente queme las hojas enteras en las que escribió su nombre, a modo de gualicho extremo, su fucking avión nunca se va a caer. (me toco la teta izquierda, a ver si todavía lo mato). Esa gente que no puede dejar de aparecer en la vida de una, solo para causar estragos, para que una nunca deje de estar vulnerable, para que no pueda seguir adelante, para que siga entrando en crisis cada puta vez que se lo cruza.
Hay hombres malos, buenos, caños, simpáticos (simpático significa 4 puntos), amigos, fijas, hombres atractivos, aburridos, interesantes...y hay hombres que no deberían existir.
Eso es definitivo. Y aca tenemos la justa. Esa gente que decide alejarse, pero no permite que una se aleje, no debería tener la posibilidad de ser. Para ser franca y dejarme de palabrelíos; es un terrible hijo de puta. Clarividente, o no, creo que tengo razón.
Así que, sabiendo que el desgraciado lo seguirá siendo, no queda más que hacerlo a un lado. Aceptar que está ahí, y que es probable que ahí se quede para siempre (para siempre no, para siempre es mucho tiempo), acostumbrarse a su presencia hasta que al rutina lo convierta en hartazgo y pueda desaparecer sin que una lo note, así como al descuido, así como un movimiento de hombritos acompañado de un y a mi qué me importa.

1 comentario:

Cotillon de Señoritas dijo...

Una vez mas, como siempre Eva Luna, Clara, Blanca o como prefieran llamar a mi amiga tiene razon. Somos todas un poco Clarividentes, y me baso en que 10 minutos antes de leer lo que subiste empeze a leer denuevo la casa de los espiritus.
Estamos conectadas amiga.
Gracias por estar. Gracias por escribir. Gracias por todo. te quiero muchisimo